(Ilustración de Aleksandra Waliszewska)
Quizás los estigmas cambiaron su forma de ver el mundo
quizás emborronarse en el espejo
sin ser vientre
con el fluído en el suelo
y clamando
por silencio ahí fuera
por el aullido
del sucio vientre enfermo.
quizás emborronarse en el espejo
sin ser vientre
con el fluído en el suelo
y clamando
por silencio ahí fuera
por el aullido
del sucio vientre enfermo.
Quizás no se arañó a tiempo
y parió
y envileció
y dio calor a todas las criaturas que sostuvo
ciegamente
tiernamente
paralelamente en la cavidad
funda de carne
cápsula de sufrimiento.
Fueron hijos de un parto sin huesos,
y parió
y envileció
y dio calor a todas las criaturas que sostuvo
ciegamente
tiernamente
paralelamente en la cavidad
funda de carne
cápsula de sufrimiento.
Fueron hijos de un parto sin huesos,
hijos adictos a lo rojo del cuenco
a la flema de las costillas
de su madre
de su esclava
de sus supurantes cuerpos.
(Un poema que bebe de Waliszewska y de El libro de la crueldad de Layla a partes iguales)
Dulce oscuridad..
ResponderEliminarSe nota que has visto un capítulo de American Horror Story y estado leyendo El Libro de la Crueldad justo antes de escribir este.
ResponderEliminarestalactitas, estalagmitas, ratas goteando, nada avanza, las criaturas abren el silencio en el vientre, el silencio empuja como silencio y animal. Hermoso trazo el que sacas de Waliszewska.
ResponderEliminarPavlov era un incomprendido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Devorados sin piedad por la insaciable fiebre de la avaricia.
ResponderEliminarY cuando devoramos lo hacemos sin pudor.
Y luego señalamos al otro.
Te ha quedado perfecto.
Has bebido de buenas fuentes y has brotado en un manantial digno de quitarse el sombrero.
Besos
"Madre del divino verbo" empieza a tener sentido...
ResponderEliminar(A modo de reflexión...)
Un beso, habitante de otras perspectivas.
Oscuro, pero bello. De las entrañas, me gusta
ResponderEliminarA veces sucede una revolución, que me deja sin palabras. Me voy a cavar un hoyo en este poema, y fingiré que es un vientre. Tú te naciste en él....Besos, Esther
ResponderEliminarNacieron condenados.
ResponderEliminarTienen venganza en la sangre.
Besos.
La ternura tiene que ser ciega, querida Esther. De otro modo, tal vez no podría sobrevivir a la depravación de la especie.
ResponderEliminarTe creces, te reinventas. Un beso así de grande.
"quizás emborronarse en el espejo/sin ser vientre" Me encanta!
ResponderEliminarMuchos besos.
todo se resume a muerte. Besos bella!
ResponderEliminarEncantador, desde los huesos, hasta la piel. Hasta el alma sangrante. Saludos.
ResponderEliminarmuchas gracias! :)
ResponderEliminarTerrible parto, cuál no?
ResponderEliminarme encanta tanta oscuridad.
ResponderEliminarHasta lo tragico y lo oscuro tiene su belleza, a mi asi me lo parece.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un beso
Un escrito oscuro, pero con el brillo de la inspiración.
ResponderEliminarUn saludo.
he vuelto solo por la profecía, la auténtica, la blanca y buena, la que te atañe a ti. El resto de las que pululan por ahi son discursos a posteriori de ventajistas cuyas consecuencias ni temo ni me importan
ResponderEliminarun saludo
Quizá fuera loba y Rómulo y Remo cayeron en el olvido...
ResponderEliminarMe ha encantado! ;)
Besos!
Trasciendes. Vas mucho más allá de lo que imaginas. Como las invisibles manos de la luna, que nos atraen, que nos aferran.
ResponderEliminarBesos.
Si lo hubiera leído en mi 'etapa oscura', me habría entregado a este texto como último bastión.
ResponderEliminarSon otras épocas, por suerte.
Un beso.
HD