jueves, 27 de octubre de 2011

Twin Peaks.


Locuras sin fin. Cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. El giro inesperado se halla tras la primera esquina o tras la segunda, lo bueno es que tú eso no lo sabes, y caminas tranquilamente hasta que te llega un sobresalto. Ese susto te suscita un interés, unas tremendas ganas de saber más y es entonces cuando te enamoras perdidamente de esa historia de ficción que curiosamente es la que te mantiene enganchada a la realidad. Y ahora te da miedo que acabe, que todos los personajes vayan desapareciendo progresivamente debido al paso del tiempo. Quieres que se detenga, no sólo esa historia sino también la tuya propia. Lo único que quieres frenar, parar y conseguir una máquina del tiempo, del espacio y de la realidad e irte a otro lugar. Twin Peaks, ésa es tu elección.

Ahora a transportarse a otro lugar con su banda sonora:









viernes, 14 de octubre de 2011

Poemario. Capítulo 1.


Te acercaste a la espiral y te rompiste en pedazos.

Pedazos hermosos y únicos que formaban una red fluctuante.

Fluctuante y agobiante era el ambiente del lugar del que huíamos.

Huíamos hacia otro sitio, completamente desconocido, que nos haría saber mucho acerca de nosotros.

Nosotros formábamos parte de un ente poderoso, increíblemente gigante que nos hacía crecer hasta el infinito.

Infinito era nuestro deseo de ser nuestros.

Nuestros corazones alzaron la voz a la vez y de repente volamos alto hacia otro universo.

Universo eterno y en expansión, siempre aprendiendo para mantenerse fuerte, bello y decidido.

Decidido era el color de tu aura, aquella que todo tu entorno dominaba con esa fuerza eterna e intensa.

Intensa emoción embargaba tu alma, guiándola como la estrella del Norte, unida a la mía.

Mía era la montaña sagrada en el sueño de anoche, aquel en el que tú no dejabas de convertirte en colores, más etéreo que nunca.

Nunca ha degustado mi paladar licores tan dulces como los que destilamos en el crisol de nuestro espíritu.

Espíritu elevado y profundo llena de los placeres más bellos el interior de mi alma.

Alma que es una con la mía, que nos envuelve y embriaga, haciendo uno sueño y vida.

sábado, 1 de octubre de 2011

Incesante búsqueda de la estabilidad.


¿Por qué tu incesante búsqueda de la estabilidad hace que te desestabilices sin parar? No lo comprendes, no eres capaz de entender cómo cuánto más estable quieres estar más se tambalea todo a tu alrededor. Te mareas, te asfixias un poco por dentro y quieres gritar, quieres que el mundo pare ya de moverse. Pero no lo hace, sino todo lo contrario, continúa girando y girando y es entonces cuándo se te altera el estómago y comienzan las arcadas. No son arcadas de asco, sino de miedo, de incertidumbre, de desconocimiento. Necesitas moverte.

Y vuelve la parálisis y parece que esta vez no saldrás de ella. Te dices en voz baja que esto te pasa varias veces al año, que es un ciclo y que ahora te toca sufrirlo. Te pides paciencia, pero claro, no te basta porque lo que quieres es salir del fango cuánto antes. Quieres volver a caminar y quitarte de una vez por todas estas cadenas que te atan y te hacen tan inestable y profundamente vulnerable.