domingo, 5 de febrero de 2012

Breve estancia en el Mundo Feliz.

(Klaus Schulze : Live Album)

He involucionado hasta rozar el lado oblicuo de la felicidad, ése ensombrecido por el pudor del omóplato de tu espalda. Ése al que nunca recurrí debido al miedo a resbalarme por su suelo helado y permanecer siempre allí, anestesiada, y sin ningún sobresalto más en el corazón; viviendo en el culmen de la alegría patológica, en el mundo feliz de Huxley. Pero una simple caricia suya ha servido para saciarme, y también para obligarme a iniciar el camino de regreso, esperando que me diera tiempo a llegar antes del comienzo de la momentánea dependencia que solía crear en mí cuando lo visitaba en sueños.
El estratosférico miedo me hacía triplicar mi velocidad habitual, sólo pensando en regresar cuanto antes al mundo “real”. Real entre comillas, porque no es imposible darse cuenta de que lo llamamos así por una inconsciente metáfora colectiva, que nos hace superar lo que Jung creía que compartíamos los humanos, alcanzando el extremo infinito de la inocencia y estupidez que mi mente alcanza a comprender.

8 comentarios:

  1. "inconsciente metáfora colectiva." Sublime. Hay que superar a nuestro yo, a nuestros miedos, hay que ser Super Mujeres como diría Nietzsche en caso de no haberse traumatizado con Lou Salomé. Muy buen texto y la introspección siempre es útil. Un saludo y te devuelvo la visita :)

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  2. No me avisó el reader.

    El poder milagroso de las caricias.
    Claro que si.

    Besos.

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  3. Los omóplatos son lugares peligrosos, la felicidad es un lugar del que se hace difícil volver....Un abrazo

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  4. es chulisima la entrada y la foto es una pasada me encantan las imágenes de ese tipo!!

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  5. Curiosamente, escribí un texto que se titula "Mundo hermoso".
    Y empieza así: "El mundo es demasiado hermoso para soportar la inmundicia que desprendo..."

    No existe un mundo completamente feliz.
    Un beso o 2 #

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  6. Parece un rezo, me gusta.
    Ahora tengo curiosidad por el comentario que me has dejado xD

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  7. Envolvente sin más entras en un ritmo casi hipnótico, donde no dejas que la mente duerma sino que disfrute del extasis que te produce sus caricias. Conjunción perfecta de palabras, pensamientos lógicos, fantasis con dosis formativas.

    Una joya.

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