sábado, 23 de abril de 2011

Dejarse llevar. Dejarse frenar.


A veces dejarnos llevar por la fragilidad nos cohíbe demasiado. Nos impide vivir demasiadas cosas. Nos acorta la vida. Nos frena.

Pero tú te sientes a gusto con ella y te cuesta abandonarla, te cuesta lanzarte al mundo. Más que lanzarte, sólo piensas en que éste se pare y te permita descansar. Te agobia tanta actividad. Te agotas y te dejas llevar a la deriva.
Dejas de elegir tus pasos durante el camino. Ahora es el camino el que te lleva a ti. Y no te importa absolutamente nada.

3 comentarios:

  1. Es que estoy vacía, vacía, vacía.

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  2. Es bueno dejarse frenar algunas veces, hay personas que lo necesitan para no sentirse desbordadas. Pero no dejarse llevar por la fragilidad, el miedo y la tristeza, que son muy atrayentes y muy fáciles pero nos hacen infelices.

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  3. Ese freno del que hablas, es el freno de mano Amanecer, te explico por qué: es aquel al que recurres cuando no quieres avanzar más, cuando ves demasiado cambio en un futuro y le temes, por ello tu coges y "pones" el freno de mano, donde dices de aquí no me muevo por lo anteriormente dicho: miedo..
    Pero hablando desde la experiencia, a veces es mejor tener la mano agarrando el freno por si se necesita, aunque ya te digo que yo acabo bajándolo, porque muy de vez en cuando cede...

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