viernes, 14 de octubre de 2011

Poemario. Capítulo 1.


Te acercaste a la espiral y te rompiste en pedazos.

Pedazos hermosos y únicos que formaban una red fluctuante.

Fluctuante y agobiante era el ambiente del lugar del que huíamos.

Huíamos hacia otro sitio, completamente desconocido, que nos haría saber mucho acerca de nosotros.

Nosotros formábamos parte de un ente poderoso, increíblemente gigante que nos hacía crecer hasta el infinito.

Infinito era nuestro deseo de ser nuestros.

Nuestros corazones alzaron la voz a la vez y de repente volamos alto hacia otro universo.

Universo eterno y en expansión, siempre aprendiendo para mantenerse fuerte, bello y decidido.

Decidido era el color de tu aura, aquella que todo tu entorno dominaba con esa fuerza eterna e intensa.

Intensa emoción embargaba tu alma, guiándola como la estrella del Norte, unida a la mía.

Mía era la montaña sagrada en el sueño de anoche, aquel en el que tú no dejabas de convertirte en colores, más etéreo que nunca.

Nunca ha degustado mi paladar licores tan dulces como los que destilamos en el crisol de nuestro espíritu.

Espíritu elevado y profundo llena de los placeres más bellos el interior de mi alma.

Alma que es una con la mía, que nos envuelve y embriaga, haciendo uno sueño y vida.

4 comentarios:

  1. He de aclarar que este poema está escrito conjuntamente entre Miguel E Bueno http://estudiopinananano.blogspot.com/ y yo, y que varias veces al mes actualizaré con varios poemas, que irán siendo capítulos de este proyecto que ahora inicio: "El poemario".

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  2. Me gusta el encadenamiento. Esta vez es cálido.

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  3. jo que precioso! ya decía yo que había partes muy Migueliananas.

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