(Fotografía de Aleksandras Macijauskas : Prix de Beauté)
Que el cerebro se te quede afónico, y te creas mudo para ahorrarte el esfuerzo de articular algún fonema que pula, o al menos, transforme, ínfimamente el ambiente.
Que te dediques a la vida contemplativa, siempre relativa a la observación y a intentar indagar cuál es la patente con la que se manejan los hilos de cada micro-mundo. A separar el trigo de la paja, para así vislumbrar las frases significativas, y no sólo el caótico orden de letras que preside la alfombra de debajo de tu cama. Justo donde habita el monstruo, quien es el que puntualmente te roba y esteriliza las cuerdas vocales durante las horas más asfixiantes de la madrugada, a eso de las cinco en la habitación de la cuarta planta.
Y que te absorba la inmensidad del mundo en tu pequeñez cada mañana, viéndote obligada a recurrir al bolígrafo, al teclado o al a veces fiel pincel mental para no desintegrarte en el interior de la escafandra, aquélla ligada al mutismo ensordecedor de algún Síndrome de Estocolmo -ya olvidado/ya borrado-.
He de aclarar que "holmiense" es el gentilicio usado para referirse a los nacidos en Estocolmo (Suecia).
ResponderEliminarMe gusta. Ya lo sabes.
ResponderEliminarUn beso o 2 #
Eres una mujer bárbaramente capaz de todo. Me sorprendes. Por favor, sigue.
ResponderEliminarYa han captado a otra...
ResponderEliminarAl final no quedará nadie.
Besos.
A mí me parece que tu cerebro jamás se quedará afónico. Como dicen por aquí, no paras de sorprender. Muchos besos
ResponderEliminarPor Dios! hoy como mínimo me infarto! fuaaa me voy a sacar a la perra a ver si vuelvo al mundo terrenal... ;)
ResponderEliminarBesos.
Esa aclaración sobre el título me ha venido de perlas, cada día se aprenden cosas nuevas.
ResponderEliminarMe gusta mucho la metáfora del Síndrome de Estocolmo; me permito decir que también lo he padecido y después de vomitar mucha tinta sobre el papel se me olvidó, y empecé a reflexionar sobre el propio acto de escribir, sobre el impulso visionario del arte y...esta exposición que haces es perfecta y cautivadora :)
Un beso.
no me hables de hospitales que llevo todo el día con fiebre y dolor de estómago.... un abrazo de una enfermita... besitos!
ResponderEliminarno nos queda otra que recurrir al bolígrafo, teclado, pincel...
ResponderEliminarabrazos*
El bolígrafo es tu secuestrador encantador enamorador.
ResponderEliminarQue bonito gentilicio. Como todo lo que hay por allí arriba.
ResponderEliminardeberías frenar un poco por el bien del resto, pido clemencia para mis versos si es lo que te place.
ResponderEliminarestás barbara.
Un abrazo.
Justo donde habita el monstruo
ResponderEliminarBesos
Un lugar que me resulta familiar.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Cómo distinguir a los monstruos del silencio de las ninfas de la quietud?
ResponderEliminarTremenda foto la que acompaña tu maravilloso texto. Muy intenso!! Me encantó
ResponderEliminarSiempre relativa a la observación. En cambio qué distinto cuando posamos la mano en la inmensidad del mundo, ¿no sientes disiparse las ideas? Se reducen a la mirada táctil. A la cualidad referida por la luz. Profanando la ignorancia y el conocimiento por igual en un mismo botín. Por eso si la mente se queda afónica no será el fin. Creo que ambos claudicamos ante el caos pues la demora en tal laberinto, crea fuerza, acumula y luego distribuye. Nos remitimos a la finitud aparente (en mi síndrome de Estocolmo me recomiendas un libro de ser social) pero realmente lo que ansiamos es ser un trozo de espejo profundo y difícil de tocar.
ResponderEliminarNoctívaga. En esa habitación de la cuarta planta la eternidad está a un paso de la vida. Se extinguirá el mundo pero la poesía que retumba en esas paredes se bifurca por los quicios para volver a encontrarse. Y eso, es realmente hermoso.
Un sincero abrazo.
Hermoso es tu comentario. Te comes las palabras en el culmen de su expresión.
EliminarSublime..
ResponderEliminarMe ha gustado la asociación entre la voz y el cerebro.
ResponderEliminarSaludos.
Desde siempre llevo caramelos para la tos en el bolsillo, aunque tendré que hacerme con una escafandra de esas, para lo que se viene encima.
ResponderEliminarSiempre tremenda.
Besos
Ese pincel mental siempre nos recurre en la Soledad o cuando peor estamos. Me alegro yo de retomar mi blog y leer el tuyo :) Un besico. Espero volver a verte por Zamora algún día ^^
ResponderEliminarA veces nos quedamos tan quietos en nuestra burbuja de cristal que si no hacemos por movernos terminamos por desintegrarnos en esa inmensidad, sin quedar nada de nosotros...
ResponderEliminarEchaba de menos leerte... Me enamoras ;)
Eliminar"Y que te absorba la inmensidad del
ResponderEliminarmundo en tu pequeñez cada mañana..."
Uf, duro.
A mi me encantó.
Saludos.
Siempre está el recurso del teclado, del bolígrafo o del pincel. ¿O no?
ResponderEliminarBesos.
Me llevaste a una sala de audencias judiciales en que el juez es una lechuza escrita en Braille, el acusador un mar transparente y el acusado... el acusado no estaba.
ResponderEliminarBss.
A lheure ou le cerveau décroche et la tête se penche, à l'heure où la bouche lâche un dernier petit filet de bave, à l'heure où les yeux se révulsent et le corps trésaille, j'attache tes longs cheveux au fil à linge et je te rnasforme en ange, une dernière fois pour que ton envol sans destination devienne mon rêve dans mes futurs dzélires.
ResponderEliminarRoger