(Collage de Linder Sterling)
Íbamos descalzos, desnudos sobre los tejados de alambre, sobre los despojos de noches anteriores, de apocalipsis que pensamos que serían muerte, que nos asfixiarían sin que pudiéramos ahuyentarnos. Vimos fuego y sacamos los mecheros como armas arrojadizas, como defensa y ataque, como calor externo al cuerpo, como quemaduras que huelen a plástico. Venía de otro pueblo, de la frontera más próxima, y oímos aullidos humanos, eran bebés siendo quemados –dijimos- eran neonatos sufriendo la peor de las despedidas y no éramos nosotros, nosotros correteábamos por las alturas sin más sufrimiento que la escasez de tabaco, que la finitud del amor, que la huída del calor de madrugada. Gritamos fuerte y nos rozamos creyendo así en el surgimiento del propio fuego, creyendo así solidarizarnos con esas desdichas efímeras y apurando el alcohol restante para fundirnos con la última llama de los mecheros, con el fogonazo que nos haría parte de esos tonos grises para siempre. Aullamos al amanecer pero no fue suficiente. 45 metros sí lo fueron, y al final fuimos asfalto, fuimos gritos de vecinos en domingo, fuimos el final de las hogueras de ese año, fuimos la certeza del delirio, fuimos veintipico años de impaciencia.
Jo, Amanecer, cómo me gustas.
ResponderEliminarSi al final amarse es repetir ese gesto del hombre que descubrió el fuego. Chocarse sin entender los motivos de por qué prende la llama. Admirarse del milagro de la combustión. Y sé que no viene a cuento, pero a veces me enerva esa necesidad del hombre de explicarse aquello que en realidad no precisa explicación. Por qué formularse el deseo, cuando en realidad es algo más del lado de nuestra animalidad y nuestro primitivismo...Y ahora, regresando a tu texto, el final es magnífico. Me quedo preguntándome si será la impaciencia el motivo por el que tanta gente se queda en el asfalto(o en las vías del tren, o en el click del bote de pastillas...). Por cierto, se te extraña. Beso
ResponderEliminarCuando se escuchan gritos y se ve en la noche las llamaradas de las hogueras, tarde o temprano se acaba gritando y buscando un lugar lo más alejado de las hogueras que no tardarán en abrasarnos.
ResponderEliminarVeintipico años no son nada...
Besos y abrazos
Y miras a tu alrededor y todo son cenizas ahora y tal vez uno se pregunta qué hubiera pasado si hubiéramos esperado un poco más.
ResponderEliminarTambién es un julio aciago para mí y quién lo diría, pero tengo ganas de que sea ya septiembre. Gracias por este texto y tus comentarios, me alivian :)
Un besazo guapísima y gracias otra vez
Qué curioso. Hoy también llueven cenizas.
ResponderEliminaralcohol, impaciencia y aullidos... todo vértigo. Me gustó mucho.
ResponderEliminarTe está sentando bien la hostelería.
ResponderEliminarHa mejorado tu forma de escribir.
Será la rabia?
:P
Besos.
wow!!! me encanto...la impaciencia es parte de la vida y habra q atraversala, besos
ResponderEliminarDesde la imagen al texto, una pasada!
ResponderEliminarque fuerza.
ResponderEliminary esto: eran neonatos sufriendo la peor de las despedidas y no éramos nosotros, nosotros correteábamos por las alturas sin más sufrimiento que la escasez de tabaco, que la finitud del amor, que la huída del calor de madrugada.
me encanta.
besos
Pues si te van las pelis de idas de olla, con El arbol de la vida, me da que vas a disfrutar (y mucho) tanto como yo el otro día cuando cacé por casualidad en tv La Naranja Mecánica recién empezada (babas)
ResponderEliminarSaludos.
Tu prosa es tan intensa como la poesía que sueles escribir. No me extraña que detestes tanto el verano, aunque siempre se intente sacar la parte positiva, que sí, que la hay, como en todo… Quemas, amanecer ;-) un beso.
ResponderEliminarEs impactante la imagen con el tenedor en los ojos, pero más tus letras, con tus gritos y la tu manera de transmitir que me encanta.
ResponderEliminarUn beso.
El mundo está lleno de incendiarios???
ResponderEliminarEsther, te quiero. Que preciosidad.
ResponderEliminarPiromanos!! Muy buena foto!
ResponderEliminarEl tiempo en ocasiones agrieta, en otras une... un beso :)
ResponderEliminarTírame encima ese manto negro con el cual anoche te tapaste el rostro.
ResponderEliminarestoy recuperando el placer de volver a leerte de noche.
ResponderEliminarun fuerte abrazo.
Aun jadeo de tanto correr.
ResponderEliminarUn beso
Mejor ser impacientes a lo largo de la vida que quedarse sentado como si ya no tuvieras nada que hacer o qué esperar... ;)
ResponderEliminarIgual es un poco tarde para preguntar pero, ¿qué tal fueron los exámenes? ¿Este año vuelves a trabajar por ahí lejos? jaja.
Un besito, espero que estés bien.
Los exámenes de junio fueron bien, lo que tengo una pendiente del primer cuatrimestre de la que me examino en septiembre, así que me tocará estudiar al final de verano. ¿A ti qué tal te fueron?
EliminarY sí, he vuelto a huír porque no me queda más remedio, y estoy trabajando en el mismo sitio del año pasado. Sólo quiero que el tiempo pase rápido y llegue el nuevo curso y con él la vida, que aquí ni pienso ni siento, sólo trabajo para que vuelen los días.
Un beso.
El collage me parece tremendo, y tu texto, pues ya sabes que soy tu fan incondicional. Te he echado de menos estos días..Ahora que tengo más tiempo para leerte no me fallessss!!!
ResponderEliminarbesos mil
La impaciencia es un callejón sin salida.
ResponderEliminarEs una locura como escribes, una maravilla.
Besos
Sencillamente perfecto! ;)
ResponderEliminarUn beso hermosa!
Joder, qué hermoso. Has retratado esa sensación de ser irrepetibles, de ser fugaces, a los veintipocos...
ResponderEliminarMe encanta la certeza del delirio y los despojos de la noche, la que se dejó atrás y para siempre.
Besos (ah... ¿Vacaciones por aquí?
Parece ser que los cambios te sientan mejor que a mí. ;)
ResponderEliminarImagino que la impaciencia irá con la edad, muy a mi pesar. Los ancianos miran de otra manera pero el hambre, ese hambre, no ha visto espino que la frene ni mordaza que la calle.
Brutal, estás.
Un beso!
"Aullamos al amanecer pero no fue suficiente. 45 metros sí lo fueron, y al final fuimos asfalto, fuimos gritos de vecinos en domingo, fuimos el final de las hogueras de ese año, fuimos la certeza del delirio, fuimos veintipico años de impaciencia"
ResponderEliminarGenial, me has recordado a Kerouac ahí.
Quiero más droga como ésta, pero no la venden en ningún lado :S
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