Intentar. Reintentar. Volver a insistir.
Los rechazos ya han llegado al infinito.
No vas a poder resistirlo por más tiempo,
las fuerzas te han abandonado,
pero tú no lo has hecho.
Tu recuerdo persiste en mi memoria
tan vívido como el primer día,
tan lleno de vida que me hace estremecer.
Y yo sólo quiero no sentir nada,
que se me borre el pedacito de vida que compartimos
y que no me importe verte ahí sentada
obviando mi presencia, borrándome de tu mapa.
Quiero y no puedo.
Puedo y no quiero.
En el punto medio solía estar la virtud,
pero ahora está el descontento.
Los rechazos ya han llegado al infinito.
No vas a poder resistirlo por más tiempo,
las fuerzas te han abandonado,
pero tú no lo has hecho.
Tu recuerdo persiste en mi memoria
tan vívido como el primer día,
tan lleno de vida que me hace estremecer.
Y yo sólo quiero no sentir nada,
que se me borre el pedacito de vida que compartimos
y que no me importe verte ahí sentada
obviando mi presencia, borrándome de tu mapa.
Quiero y no puedo.
Puedo y no quiero.
En el punto medio solía estar la virtud,
pero ahora está el descontento.
Quizás deberías invertir tus emociones en valores menos devaluados.
ResponderEliminarGran texto. Me gustó tu blog. Me quedo por aquí echando unos vistazos, si no te importa ;) Un abrazo
ResponderEliminarGuau, finalazo.
ResponderEliminarEstá bien eso de sentir que aunque tus fuerzas flaqueen, tú misma no te rindas y sigas al pie del cañón, pase lo que pase.
Creo que es inevitable sentir algo, y cuanto más piensas en no sentir es cuando más lo sientes.
Nadie sabe a ciencia cierta donde está la virtud, el punto medio es algo inescrutable aun. Posiblemente sea mejor así, morimos y vivimos por vivir desvividos, jodiéndonos y sufriendo. Tal vez sin sufrimiento no existiría la vida ni nosotros.
ResponderEliminarEntonces es momento, guapa. A cerrar el ciclo. Sólo así llegará algo nuevo a tu vida.
ResponderEliminarMucha luz.
Me recuerda a aquellas antítesis de Lope de Vega:
ResponderEliminarDesmayarse, atreverse, estar furioso (...)