El color se torna más azulado, y un poco grisáceo, como el de esos días de densa niebla en los que tu inexistencia se acentúa y crees acariciar el infinito al ponerte de puntillas. Como el de esos otros en los que no percibir nada te transforma en un ser etéreo, transparente, que habita el limbo de los sentimientos perdidos.
(Ilustración de Theis Wendt http://theiswendt.com/)
Una vez encauzado el camino de tu visión, te percatas de que esa función nunca tuvo lugar, de que sólo fue una ilusión, un recóndito sueño de tu mente exhausta. El color que te envuelve, abraza e incluso asfixia, es el que estuvo siempre, pues los pedazos ya fueron recompuestos. O quizás, nunca estuvieron de otro modo.
La noche anterior nada cambió, el pigmento de tu mundo no fue capaz de moverse ni un ápice. Tampoco lo intentó. La culpa es de los antidepresivos, que lo han dejado inservible, inútil, incapacitado. Corroído.
Continúa siendo indescriptible y permanente, tanto que ninguno de tus deseos logrará hacerlo mutar.
hay tanta intensidad en tu prosa, tanta poesía
ResponderEliminarbesos
Los antidepresivos curan pero insensibilizan.
ResponderEliminarEs el precio a pagar.
Besos.
¡Cada vez escribes mejor!
ResponderEliminarPues a mi mundo lo llenaron de color y felicidad. Efímeramente, por desgracia.
ResponderEliminarEstás empañada.
ResponderEliminarUn saludo.
Olvidos brillantes,
ResponderEliminarBrillantes olvidos.
Los antidepresivos son una enorme mierda. Doy fe.
ResponderEliminarPerdona el vocabulario. No pude evitarlo.
Un beso o 2 #
Fui adicta a ellos, junto a ansioliticos y tranquilizantes durante años. Hace un año y cuatro meses casi que "estoy limpia" y a pesar de mis altibajos, aunque suene raro decir, te diré que me siento "feliz" de no incluirlos ya en mi vida.
ResponderEliminarMás besos ~