(Ilustración de Harriet Lee-Merrion)
y
en el sórdido confort de la casa paterna
saben que no regresarán nunca más
Al Berto
caricias que deposito en una hoja de papel ardiendo
notas de voz
susurros bruscos de un cuerpo a otro
nada sigue igual
las arrugas se entremezclan oscuras
se vierten
y ya no (me) alumbran
agradezco el número pi
el ambiente desasogante culpable
a
veces
de mi ubicación cada vez menos arbitraria
sangre que me mantiene despierta
Me chifla lo de las caricias en ese depósito que se transforma, ya, ya mismo, en ceniza- ¡Potente!
ResponderEliminarMe llegas, y no creas que me llegan todos.
ResponderEliminarUn beso Esther, eres grande.
Mis desvaríos y yo te miramos asombrados.
ResponderEliminarY al número pi le damos un abrazo.
Y a ti dos besos.
Las arrugas no creo puedan alumbrar nunca, están marchitadas, pero no tus palabras que siempre me dejas admirada.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Feliz fin de semana.
Un beso.
¡Feliz cumpleaños!
ResponderEliminarQué maravilla de composición, Esther. Un besazo y feliz cumpleaños. Pásalo bien.
ResponderEliminarLa sangre siempre nos mantiene despiertos. El infinito en tus palabras que bonito :) Besos guapa y gracias por las visitas a mi blog!
ResponderEliminarSiempre la sangre nos mantiene despiertas. Besos Esther y abrazos.
ResponderEliminarTu sangre ruge... sin dudas... Un abrazo.
ResponderEliminarBenditos desvaríos y bendito Pi.
ResponderEliminarBesos