
Al borde del precipicio de la locura, donde la oscuridad te busca, te persigue y finalmente te atrapa. Te arrastra a sus fauces y estás tan desorientada que ni siquiera tratas de luchar contra ella.
En el borde del bien y del mal. En estado disociativo cercano a la esquizofrenia. Tus futuras tres personalidades te están cercando poco a poco, eufóricas por tener una nueva presa.
Pero tú no te das cuenta, estás completamente dominada por fuerzas externas que dirigen tu conducta arrastrándote a la deriva. Llevándote a lugares que te da pánico imaginar.
Y no sabes cómo disuadirte de ellas, dónde esconderte para que no te encuentren y para que así dejen de buscarte. No tienes nada para ellas (o eso quieres creer), aunque ellas sí que lo tienen para tí. Te han asignado una función, la de alimentarlas, y te perseguirán sin descanso hasta que puedan devorarte en su guarida.
En el borde del bien y del mal. En estado disociativo cercano a la esquizofrenia. Tus futuras tres personalidades te están cercando poco a poco, eufóricas por tener una nueva presa.
Pero tú no te das cuenta, estás completamente dominada por fuerzas externas que dirigen tu conducta arrastrándote a la deriva. Llevándote a lugares que te da pánico imaginar.
Y no sabes cómo disuadirte de ellas, dónde esconderte para que no te encuentren y para que así dejen de buscarte. No tienes nada para ellas (o eso quieres creer), aunque ellas sí que lo tienen para tí. Te han asignado una función, la de alimentarlas, y te perseguirán sin descanso hasta que puedan devorarte en su guarida.
Y no dejas de repetirte la misma pregunta una y otra vez:
-¿Por qué a mí?
-¿Por qué a mí?
Vaya colada mental que te venga una de estas.
ResponderEliminarPor qué a mí, decía yo también con 11 años y sin esquizofrenia.
ResponderEliminarSe me han puesto los pelos de punta
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